¡Mezcal! Entendamos la bebida más de onda en los EE.UU.

Yo miraba mientras el joven, quién quería ser un mezcalero maestro, esperaba nerviosamente.  Aquél joven vino a In Situ... la meca de mezcalerías... en dónde Ulises Torrentera, el Don de mezcal en Oaxaca, dedica cada día a su búsqueda para los mezcales más perfectos de Oaxaca. El joven le ofrecía una prueba a aquél romántico moderno, quién le parece mucho a Diego Rivera.  Mientras probaba, el Don hacía unas preguntas antes de pronunciar un veredicto. Para muchos americanos, pensar en mezcal es pensar en imágenes del actor Clint Eastwood en una de sus películas de vaquero con un cigarrillo en una mano y una botella de bebida con gusano en la otra.  Sin embargo, como lo explica Ulises, ya no es así: el mezcal ya está ganando lugar entre los grandes licores del mundo, saliendo de las sombra de su hermano mayor, el tequila. El mezcal, un licor embriagador que puede transportarte a un lugar de memorias increíbles, se está convirtiendo rápidamente en uno de los licores de onda en ciudades estadounidenses como Seattle y Chicago.  Parte de ésta nueva popularidad es la gran variedad de mezcales que se producen en México, principalmente en el estado de Oaxaca. Ulises, David y su Amigo Paco Garcia Recientemente, visité con Ulises con el propósito de aprender cómo piensa él y de aprender de ésta bebida fabulosa.  Como dice mi amigo Paco Garcia, “Oaxaca es mezcal y mezcal es Oaxaca”, o, en otras palabras, “David, no se puede comprender Oaxaca a menos que se comprenda el mezcal!” En una entrevista que cubría desde terroir [es integralmente importante] hasta su deseo como niño de ser escritor, empezamos con la historia vieja del mezcal. Mezcal . . . un repaso El mezcal como lo reconocemos hoy tiene ya más de 400 años de edad, a pesar de la insistencia de algunas personas que es un éxito nuevo  Descubierto y destilado por la gente indígena de México, el mezcal tiene una historia compleja. Por cierto tiempo, el mezcal sufría una persecución más común en los Estados Unidos.  Acusado de ser responsable para todo tipo de maldad, su peor pecado fue que era la bebida preferida de las clases bajas para sus fiestas y sus celebraciones.  La clase alta de México (la gran mayoría de ella siendo europea) lo echaba la culpa por el crimen, las enfermedades de niños, la violencia y la corrupción.  Naturalmente, esto contribuyó a su prohibición. Llegamos a la primera mitad del siglo veinte y la industrialización de la producción de la tequila.  México, con su cultura de machismo, aceptó a la tequila y tiró a un lado el mezcal, siendo que el mezcal tenía la reputación de ser algo bajo y primitivo. Pasando a la segunda mitad del siglo veinte, vemos que la versión moderna del mezcal tomaba forma en Matatlán, la Cuña del Mezcal, una región al este de la Ciudad de Oaxaca. El Maguey y el Proceso Ulises, el Don de Mezcal en Oaxaca Cocinado en ollas de barro y cobre en palenques locales, el mezcal era preparado por mezcaleros locales utilizando los métodos de destilar que ocupaban sus antepasados hace muchos s iglos cuando la gente indígena de México descubrió que se podía hacer un alcohol fuerte por destilar la pulpa y los jugos del maguey y el agave. Después de cosechar el maguey, se lo concina en un horno volcánico invertido.  Se lo muele con un muela antes de echarlo en tinas de madera para fermentar.  Dependiendo del mezcalero, se lo puedo destilar varias veces y ponerlo en botellas para vender. Como dice Ulises, este proceso no se ha cambiado mucho a través de los siglos.  El cambio más grande será las ollas de cobre, aunque algunos palenques siguen usando las ollas de barro. Hay tres tipos de magueys que se usan en la mayoría de los mezcales que vienen de Oaxaca.  El más popular es el espadín.  Alto con ramas que llegan a ser hasta dos metros, el espadín se madura en siete años.  Aunque lleva años en madurarse, lo bueno es que se reproduzca fácilmente.  Esta facilidad de reproducir explica la presencia de estancias en Oaxaca donde se puede encontrar miles de este tipo de maguey. Magueys Espadin, Madre Cuishe y Tobalá Los otros dos tipos principales de maguey son el madre cuishe y el tobala.  Estos magueyes son especial a causa de los sabores complejos que dan al mezcal.  Sin embargo, el madre cuishe y el tobala no son tan numerosas como el espadín porque toman quince años para madurarse.  A pesar de las esfuerzas de mezcaleros dedicados, como la familia Garcia de Wahaka Mezcal, no se ha logrado mucho éxito en reproducir ni uno ni otro de estos magueyes. Ulises dice que esto es un crises.  Si los intentos de proteger los magueyes silvestres no tienen éxito, no habrá cantidades suficientes de las plantas silvestres para satisfacer la demanda creado por la gente que quiere las matices que dan al mezcal.  Hay que preguntarse qué haría la industria si de repente se encontrara una escasez.  No hay muchos mezcaleros que quieren pensar en eso.  En lugar de eso, escogen esperar que la naturaleza resolverá los problemas que se formen. Mientras confrontan este problema, algunos están decidiendo a mezclar varios tipos de magueyes como parte de su estrategia por sobrevivir.  Estas esfuerzas en mezclar los sabores nos dan algo que la maestra mezcalera Cecilia Rios, La Niña de Mezcal, llaman “la belleza del mezcal”. La tequila se trata de la uniformidad, pero cada tipo de mezcal se diferente y nos provee con su propia aventura.  Esto se atribuye en una parte a la gran variedad de los magueyes que se usan en la producción del mezcal; de otra parte, se atribuye al local donde se crece el maguey.  Esto se llama “el terroir”. El Terroir  Según lo que dicen muchos mezcaleros, el terroir es el factor que más influye el sabor del maguey y, por extensión, el sabor del mezcal.  El medio ambiente, la tierra, la altitud y el clima se combinan en hacer un papel crítico. Un aficionado refinado puede distinguir las diferencias sutiles en las minerales, la flora local y el clima de la región donde se encuentre el maguey. Por eso, mucho screen que el palenque y el mezcalero deben de ubicarse muy cerca de su maguey.  Es esta proximidad y familiaridad que hace el retrato completo. Por unirse con la tierra, conocer sus plantas y el ambiente local y por usar los procesos antiguos, el mezcalero completa el círculo con su antepasados. Como dice Ulises, esto es indispensable. Yo le pregunté a Ulises si piensa que el mezcal llegará a ser más popular en los Estados Unidos.  Me dijo que esperaba que no, porque él quiere que la gente venga a Oaxaca para probar los grandes mezcales. ¿Por qué? Porque Oaxaca es mezcal y mezcal es Oaxaca! (c) Copyright Dave Miller 2013 - 2016. All Rights Reserved. Translated by Brian Cumings

Faux Mexican? Five ways to know your food may be great, but not Mexican...

An old friend who was raised in Mexico told me about the day his dad came to him after they had lived in the states for many years.  “Octavio” he said, “Tonight we are going out to dinner to a Mexican restaurant.  The food will not be Mexican, but it will be delicious.” So off Octavio went with his family years ago in the San Gabriel Valley east of Los Angeles to get some “Mexican” food.  When he told me the story, Octavio told me his dad was 100% correct.  The food was wonderful, but it was not Mexican. Gustavo Arellano, in his excellent book “Tacos USA, How Mexican Food Conquered America” would argue with the assessment that it was not Mexican.  He celebrates all the variations of Mexican food, from mission style burritos to the famous combination plate laden with rice, beans and fried tacos as he explains in this great interview. All of this came back to me last night after a visit to Wahoo’s Tacos here in Las Vegas.  The food was indeed delicious, but Mexican? Not a chance.  A burrito with lettuce?  Cajun beans?  Seriously guys, simply serving food centered around tortillas and Modelo Negro beer doesn’t get you into the panteon of quality Mexican Restaurants now spreading around the country. With that experience close at hand, as a public service, I’d like to offer five clues you’ll see if your local taco shack is more Taco Bell than what we’ll find south of the border, down Mexico way... 1. If the beans on that combo plate you ordered are covered in triangles of yellow cheese or the grated four cheese blend you can get at your corner market, you won’t find it south of the border. I have never seen a Mexican variety of yellow cheese.  Cheese in Mexico is usually white and if it is served on beans, tends to the crumbly queso fresco type. 2. If your tacos come with any of the following, ground beef, lettuce, tomato slices, grated cheese, yellow wax paper or even turkey, you are not in Mexico. Tacos come with onions and cilantro in Mexico.  They are also made with steak and all the other parts of the cow or pig, but never have I seen a taco filled with ground beef. 3. If you can order shrimp, chicken, steak or any other type of fajitas, you won’t be finding that plate in too many taco stands or restaurants in Mexico. Sorry folks, as wonderful as fajitas can be, I’ve never seen fajitas in Mexico.  I’m sure they are served somewhere in that great country, but this is a dish popularized by the Orange County restaurant chain El Torito in the 1980’s. 4. When you ask for salsa and the spiciest option you get is Amor or Tapatio bottled sauce, you certainly are not ordering your food in Guadalajara. In Mexico, we love our chiles.  Habañeros, jalapeños, serranos and chiles de agua, we love them all, and expect to experience these tastes in our food.  Unfortunately, the American palette is not ready for this type of experience so we mostly get a tomato blend spiced up with a little bit of pepper. 5. Finally, when you walk in the door, if the first thing that greets you is a wall of mariachi hats or a chile in a beach chair, you can bet you’re gonna get a lot of that yellow cheese covered stuff. The derivative here is that if you see folks getting drunk wearing mariachi hats and dancing like loons, you are more likely in Papas-n-Beer or the old Carlos Murphy’s than an authentic Mexican restaurant. So there you have it.  My top five ways to know you are not in an authentic Mexican restaurant, at least as I’ve experienced it in my 20 years in Mexico.

Spring is in the air... and so is FEMA

Please tell me why. I'll preface this by saying what I am talking about is not likely to be popular. But please tell me why people continue to live in areas that are so vulnerable to extreme weather disasters?  And while you are at it, please tell me why the people that choose to live in those areas are entitled to continued government aid from those of us who have made better choices as to where to live. Now before you stop reading and send me a note that this is a symptom of the liberal mindset, a few facts. FEMA was started in 1979 by Executive Order under Democratic President Carter.  But the roots of government aid in the face of national disasters go all the way back to the 1930's under Republican President Hoover.  Programs were expanded, contracted, improved, or let to languish under administrations of both parties.  Additionally, congressional leaders of both parties have been critics and boosters of this type government aid, depending on whether or not their citizens, or better said, political constituents were affected.  In short, the history of federal aid to states, localities, and individual citizens, in the face of tragedy has been truly bipartisan. There is no other way to honestly characterize this reality, so let's not go there.  Instead, let's ask some tough questions. For hundreds of years the mighty Mississippi has flooded, sending waves of water into cities and homes up and down the banks of this important river.  And for years, government has been paying to help rebuild peoples homes, renovate farms, and bail out businesses that have chosen to live in a place where almost annually, the river floods. New Orleans is a city sitting on a powder keg, or rather, under that powder keg given its below sea level status.  Due to the risk of flooding, dikes and sea walls are maintained at a huge cost to tax payers so that people can live in an area of almost constant risk. Across the midwest, people live in what is called Tornado Alley, so named because almost every year, tornados rip into this area like what we have seen in the last few weeks. Recently, President Obama and Governor Chris Christie celebrated the continued rebuilding of the Jersey Shore, devastated by Hurricane Sandy, largely on the dime of the federal government.  Soon you can bet that our President will be standing beside Governor Brown in California pledging support for people whose homes were lost in yet another forest fire raging in that state. Year after year, time after time, people in places like Florida, Iowa, Oklahoma, California and Missouri swamp the government with requests for aid, help and relief from their poor decisions to live in areas of risk.  It is as if we have forgotten the old real estate maxim of caveat emptor, or buyer beware. I am not against government giving immediate aid and relief to people who have been devasted by things like Hurricanes Katrina and Sandy, intense flooding like what we saw recently in San Antonio and the recent spate of tornados that have moved across our great country.  When people are in immediate peril, our governments, state, local and national should spring to action to help those get to safety.  Our goal should be to do all we can to save lives and get people out of harms way. What I am against is the constant paying for, in some cases time and time again, the rebuilding of homes and businesses in known disaster prone areas.  You want to live in a forest or or on the coast?  You cannot imagine giving up your view of the Oklahoma Plain?  Fine, but you should accept the risk and the consequences of your decision, because disaster in those areas is fairly common and predictable. Why should someone like me, who lives in a relatively safe state, but pays for that with extreme summer heat, have to effectively subsidize those who choose to live on the Jersey Shore, Gulf Coast or the mountains above Los Angeles? You want to live there?  Fine with me.  You want to rebuild your home below sea level in New Orleans?  By all means, feel free to do so.  But beyond life saving emergency aid, you should not expect your government to be your rebuilding partner.  Get yourself some insurance.  Save your money for a rainy day. Tap your relatives, but don't expect me to pay to rebuild your patio overlooking a hurricane plagued seashore or a tornado prone great plain. As President Obama has repeatedly said, we, the people of the United States, are here to help when there is a need. What we should not be here to do is repeatedly rescue people from the poor decisions they have made to live in harms way. You want to live there?  Go right ahead.  It's your right.  But if you are living in an area that has a history of repeated disaster, you should not expect me. the federal, or any other level of government to rescue your from your bad judgment or continued stubbornness. What say you?